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Ha sido casi siempre la poesía el arte que no puede convertirse en actividad única, en profesión. un hombre consagrado a la poesía paréceme que no será nunca un poeta. Porque el poeta no sacará nunca la poesía de la poesía misma. Crear es sacar una cosa de otra, convertir una cosa en otra, y la materia sobre la cual se opera no puede ser la obra misma. Así, una abeja consagrada a la miel —y no a la flores— será más bien un zángano, y un hombre consagrado a la poesía y no a las mil realidades de su vida, será el más grave enemigo de las musas. (da Escritos dispersos (1893-1936), Barcelona, Octaedro, 2009, p. 202) (it) |