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El conocer algo de la naturaleza humana nos convencerá de que, para la inmensa mayoría de la humanidad, el interés es el principio dominante; y de que casi todo hombre está más o menos bajo su influencia. Pocos hombres están dispuestos a sacrificar de continuo, para beneficio de todos, sus conveniencias o ventajas personales. Es inútil clamar en contra de la depravación de la naturaleza humana debido a esto; es un hecho, la experiencia de toda era y nación lo ha probado, y tenemos que cambiar en gran medida la constitución del hombre antes de que podamos cambiar tal situación. (es) |