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Mi maestro, Ales Adamovich, cuyo nombre menciono hoy con gratitud, sentía que escribir prosa sobre las pesadillas del siglo XX era un sacrilegio. Nada puede ser inventado. Debes dar la verdad tal como es. Se requiere una "superliteratura". El testigo debe hablar. Las palabras de Nietzsche vienen a la mente: ningún artista puede estar a la altura de la realidad. No puede superarla. Siempre me preocupa que la verdad no encaje en un solo corazón, en una sola mente, que la verdad esté astillada de alguna manera. Hay mucho, es variado, y está esparcido por el mundo. (es) |