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Muy de desear que en todo Estado hubiera hombres que estuvieran por encima de los prejuicios de sus pueblos y que supieran bien dónde deja de ser ya virtud el patriotismo. Muy de desear que en todo Estado hubiera hombres que no se sometieran a los prejuicios de su religión nativa; que no creyeran que es preciso que sea bueno y verdadero todo lo que su religión tiene por bueno y verdadero. Muy de desear que en todo Estado hubiera hombres a quienes no deslumbra la grandeza social y a quienes no fastidia la insignificancia social; hombres, en cuya sociedad el grande no tiene inconveniente en abajarse y el chico se atreve a alzarse. (es) |