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Tomás Hobbes fue materialista, pero lejos de anular el derecho de los príncipes, le amplificaba sin límite alguno, pretendiendo que le tenían para ser obedecidos en cuanto los inspirase su capricho, sin respeto a ley o razón alguna. Esto era consiguiente a su desatinado sistema de que no hay de hombres a hombres otro derecho alguno que el que da la superioridad de la fuerza; y así, muy contra la máxima de suponer tiranos a todos los legítimos príncipes, cualificaba legítimos príncipes a todos los tiranos. (es) |