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Yo no soy quien ha de hacer el balance de la RDA. No ha llegado la hora de hacerlo. Este balance lo harán otros y en otro momento. Yo entregué mi vida a la RDA. Asumí una parte importante de la responsabilidad por su historia, especialmente a partir de mayo de 1971. Me siento confuso y, más que ello, debilitado por la edad y la enfermedad. Y sin embargo, tengo, al término de mi vida, la certeza de que la RDA no fue fundada en vano. Dejó planteado el hecho de que el socialismo puede existir y ser mejor que el capitalismo. Fue un experimento que fracasó. Pero la humanidad no ha abandonado jamás la búsqueda de nuevas verdades y caminos a causa de un experimento fracasado. (es) |