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Sí, dos días después de haber permanecido en la celda. Me condujeron a la Gestapo de Lyon y, esposado, en el despacho de Barbie fui interrogado por él. Barbie giraba en torno a mí constantemente, preguntaba y al mismo tiempo me abofeteaba, me daba patadas o latigazos. A veces repetía la misma pregunta durante largo tiempo. Se veía que lo que le gustaba era pegar. Nunca en mi vida había visto un sádico. Esto duró siete días. Por la noche me llevaban a Montluc y al día siguiente por la mañana me trasladaban al despacho de Barbie, que me recibía en mangas de camisa siempre. Después un tribunal de París, que nunca me juzgó, claro, me condenó a muerte. (es) |