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Empecé a entender que la medicina no funcionaba cuando entré en los hospitales y me di cuenta de que las relaciones con los vivos son llevadas con la misma indiferencia que se tiene hacia los muertos. Parece extraño —y es terrible e inhumano— que, en el momento en que una persona está sufriendo, no haya el mínimo interés humano hacia lo que siente. Es una actitud que facilita la muerte, una actitud aceptada pasivamente por todo el mundo, como si fuera natural. El hospital tal como es hoy no responde en absoluto a las necesidades de los ciudadanos; es un lugar al que se va para que te arreglen como un objeto, o bien un lugar al que se va para morir sin que nadie considere el hecho de que no somos objetos, sino personas. (es) |