so:text
|
Hubo años fríos que quemaban la pasión,
Y mucha desesperación y las iras crecían,
La preocupación observaba con palidez, las múltiples penas,
Entre a juventud, entre los mayores y los débiles,
Y el pensativo Espíritu de la Piedad susurró «¿por qué?».
...
Vino la calma. Del cielo emanaba una clemencia;
Hubo paz en la tierra y silencio en el aire;
Algunos pudieron, y otros no, sacudirse la desgracia;
Y el Espíritu Siniestro dijo con burla: "¡Tenía que ser así!"
Y, de nuevo, el Espíritu de la Piedad susurró «¿por qué?. (es) |