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En el 50, después de volver de la gira por Europa con Millonarios, estaba comprando mortadela con mi hermano en una rotisería y le dije: "Mira, yo me voy a España. A éstos les pego un amague así y los dejo atrás a todos". Después, ya en España, cuando les pegaba un amague, los tenía otra vez ahí. Recuerdo que le escribí una carta a mi hermano: "Mira, aquí, les pegas 40 amagues, pero siempre los tienes encima". Era diferente. Y la preparación atlética, también. En Argentina era todo creatividad. Aquí era todo físico. Todos saltaban de cabeza, todos jugaban con ariete. En Argentina, si llovía, se suspendía la jornada. En España se jugaba con lluvia y con balas. (es) |