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Debemos ser claros ante la situación crítica de millones de argentinos: la pobreza y la exclusión no reconocen diferencias partidarias ni fronteras provinciales. Escuchemos el reclamo de la sociedad, y entendamos el costo de la desigualdad. Tenemos la obligación de reparar esta injusticia. La política social debe constituir una agenda de estado por encima del signo político circunstancial. Para ello es preciso dejar de lado los intereses partidarios y aunar el esfuerzo del Gobierno Nacional, las provincias y los municipios y combatir las deformaciones que produce la burocracia. (es) |