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Durante más de trece años, he recurrido a un simple argumento en respuesta a tales actos de terrorismo: es insensato insistir, tal y como acostumbran a hacer nuestros dirigentes, en que los actos violentos de los islamistas radicales pueden disociarse de los ideales religiosos que los inspiran. En lugar de ello, debemos reconocer que son el fruto de una ideología política, una ideología consustancial al propio islamismo, al libro sagrado del Corán así como a la vida y a las enseñanzas del profeta Mahoma recogida en los hadices.
Me gustaría expresar mi opinión del modo más sencillo posible: el islam no es una religión de paz. (es) |