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Se puede discutir los méritos de la mayoría de los libros y, al discutirlos, entender el punto de vista de nuestro contrincante. Uno puede incluso llegar a la conclusión de que, después de todo, tenga razón. No se discute sobre The Wind in the Willows. El joven lo regala a la chica de que está enamorado, y si a ella no le gusta, él pide que se le devuelve sus cartas. El hombre mayor lo pone como prueba para su sobrino, y modifica su testamento según la reacción. El libro es una prueba de carácter. No lo podemos criticar, porque nos critica a nosotros... Es un libro para la casa; un libro que a todos de la casa les encantan, y citan constantemente; un libro que se lee en voz alta a todo invitado y que se considera como piedra angular de si es digno de respeto. Pero debo advertirle. Cuando te sientas a leerlo, no seas tan ridículo como pensar que estás enjuiciando mis gustos o el arte de Kenneth Grahame. Estás simplemente poniéndote a prueba de ti mismo. Podrás ser digno del respeto: no lo sé. Pero eres a ti a quien se está juzgando. (es) |