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Para impedir o limitar la limpieza étnica, las tropas de la OTAN deberían establecerse de manera fija en aquella martirizada tierra. ¿Es esto posible? Creo que no. Pienso que la única manera de salir de este laberinto es reconocer a Kosovo un status de república totalmente independiente de la república serbia. Aunque lógica y sin alternativa, ésta es una solución difícilmente practicable porque en la mitología serbia, Kosovo es la cuna de Serbia. Hablo de mitología porque históricamente, Kosovo siempre ha estado habitado por una población que no tiene nada que ver – ni étnica, ni religiosa, ni culturalmente – con Serbia. Pero fue en Kosovo donde el ejército serbio, hace ahora seiscientos años, intentó parar el devastador avance otomano. Aquel desastre ha quedado en la memoria de los serbios como su más fúlgida gloria. Por ello no renunciarán nunca a la tierra que representa para ellos el sagrario de aquel hecho glorioso. Los serbios han dejado que se marcharan por sus propios caminos Eslovenia y Croacia, y quizá dejarán también que se vaya Montenegro. Pero Kosovo no, que por lo tanto está destinado a ser su jardín de los suplicios. Aun en el caso de que Milosevic se marche y el UCK sea desarmado , Kosovo está destinado a seguir siendo el problema de los problemas balcánicos, que se han convertido ya, por su cuenta, en el problema de los problemas europeos. (es) |