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La anciana recordaba un cisne que comprara hacía muchos años en Shanghai por una suma ridícula. Aquella ave, se jactó en su momento el vendedor del mercado, fue un pato que estiró el cuello con la esperanza de convertirse en ganso, ¡y míralo ahora! es demasiado hermoso para comerlo.
Luego la mujer y el pato navegaron a través de un océano que tenía muchos li de extensión, estirando sus cuellos hacia Estados Unidos. Durante la travesía ella arrullaba al cisne diciéndole: "En América tendré una hija igual que yo, pero allí nadie dirá que su valía se mide por la sonoridad del eructo de su marido, allí nadie la mirará con desprecio, porque la obligaré a hablar sólo en perfecto inglés norteamericano. ¡Y allí estará demasiado saciada para tragar ninguna pena! Sabrá lo que quiero decir porque le regalaré este cisne... un animalito que llegó a ser más de lo que se esperaba de él. (es) |