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El difamador: ... Todas sus obras consisten en solo dos cosas; su propia malicia y los errores del otro y describe a ambas cosas usando un lenguaje muy correcto y pertinente. No le preocupa mucho si lo que escribe sea verdadero o falso ya que le da igual puesto que su propósito es la suciedad y la amargura, por lo que sus palabras, al igual que las imágenes del diablo, cuánto peor le pintan, mejor. Al robarle el buen nombre de un hombre, no lo hace en beneficio propio lo hace por placer, al igual que el grajo roba la moneda... Trata a su víctima como la Inquisición española trata al hereje, vistiéndole en un sambenito pintado con demonios y le expone así a la muchedumbre para que aparezca aún más odioso.... (es) |