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Años más tarde Irene vio que su presidente del Gobierno solicitaba permiso al Parlamento para hablar con sus asesinos, y poco después, que Fungairiño, bastión de la lucha antiterrorista, era vilmente destituido porque no interesaba que siguiera deteniendo terroristas. Y a mi hija la volví a ver otra vez llorar. Me preguntó de nuevo: ‘Mamá, ¿por qué pasan estas cosas?’ Presidente, yo no he sabido responderle. Así que quiero que tú te pongas en mi lugar y me expliques qué le dirías tú si fuera tu hija. (es) |